sábado, 6 de abril de 2013

"Acá ni nos conocíamos..."


Por Agos

Pienso si vale ir cambiando el nombre de un blog, si es válido.
O al revés, si podés mantenerle un nombre a algo que por naturaleza es cambiante.
Cuando le abrí este blog a Gonzalo, fue un poco para para colaborar con la prensa y difusión de El miedo y otro poco para que él calme su ansiedad.  Era un época en la que no sabíamos qué iba a ser de nosotros. O mejor dicho, no teníamos certezas de nada. Sabíamos, si, que estábamos enamorados y que queríamos estar juntos. Nada más. Nada menos. Pero Gonzalo todavía vivía en la plaza Joanic y yo en la plaza Guadalupe.
“Algunos creen que escribir una novela es fácil; pero es como largarte a correr una maratón sin preparación”. Gonzalo dice algo así. Yo creo que, pensándolo bien, tiene razón. Con buen estado físico te alcanza para correr dos vueltas al Rosedal, pero para correr cuarenta y dos kilómetros necesitás algo más. No sé. Preparación, una base muscular, estar bien alimentado, esfuerzo, trabajo, algo de sacrificio. Mucho sacrificio. Entiéndase sacrificio como algo de tipo obsesivo. Como llegar a ser deportista de alta competencia. Yo tengo amigas de selección nacional y puedo asegurar que no están ahí sólo porque juegan lindo. Un entrenador mío, cuando era chica, nos decía que la única persona que podía jugar sin entrenarse era Maradona.
O sea que no había chances de hacerse la paja en la semana y querer ser figura en el partido del sábado.
Bueno, todo esto para decir que por más de que crea que alguna vez voy a escribir esa novela, en esto soy de los que se contentan con un picadito, o una vuelta al lago. Y me gusta escribir cuando tengo cosas para decir. Cuando tengo que inventar, no. Y si no tengo tiempo de nada, menos tengo tiempo de escribir. Pero en vísperas de mi primer matrimonio como me dice mi futuro suegro que se casó tres veces recibí una carta muy linda de un amigo que me decía que nunca deje de escribir.
Así que aunque me falte el tiempo y no me sobren las ideas, abrí el blog y,  después de sacarle el polvo, sin saber bien qué, me puse a escribir nomás.
En ese entonces se llamaba Pasajero en trance. Un blog de Gonzalo Garcés. Un día, cuando ya estábamos casi seguros de que íbamos a vivir juntos, dejamos Buenos Aires para irnos a Barcelona. Esta vez íbamos, a grandes rasgos, a hacer dos cosas: una mudanza y un viaje a Grecia. Pero ya éramos dos. Entonces, cuando llegamos a Cataluña, Gonzalo escribió en su blog:
Y pasamos a ser dos pasajeros en trance.
Y yo empecé a escribir acá.
Después de eso, llegamos a Buenos Aires y tuvimos que adaptarnos. Cuando uno vuelve de viaje y dice “me estoy adaptando todavía” (porque se fue dos semanas a la playa) se refiere a la adaptación al trabajo. Cuando te vas a vivir a otros países por diecisiete años, la adaptación es a todo. Incluso a vos mismo. Cuando conocés a un tipo de forma muy especial y te animás a irte con él de viaje no una, si no dos veces y pasarte un año de tu vida de acá para allá y extasiada con la vida y llena de emociones desbordantes y con ataques de sensibilidad extrema, la adaptación es otra.  Cuando volvés de estar tres meses en Europa siendo vos misma pero haciendo otra vida, la adaptación es re adaptación.
En agosto escribí con nostalgia algunos recuerdos de nuestro viaje y como si fuera un síntoma de la adaptación, sentencié que ya no éramos pasajeros. Todavía no estaba adaptada pero era muy consiente de la nueva etapa que empezaba.  Pasados los primeros meses, la casa ya ordenada y levantada la oficina de Gonzalo, se nos ocurrió casarnos. Era octubre y nos pusimos a pensar la forma y el color de nuestra celebración.
Y dejamos de escribir en el blog. No éramos pasajeros en trance, pero tampoco éramos lo contrario. Teníamos los dos el mismo domicilio en el nuevo Dni; vivíamos juntos en un departamento de tipo normal, hacíamos vida de novios ordinarios, comíamos asados familiares los domingos, íbamos al cine casi religiosamente. Aún así, no dejamos de ser, a pesar de todas estas perlas de la cotidianeidad, personas en trance, en algún tipo de trance. Quiero decir que el trance era emocional.
Pero ser novios ordinarios nos comió el tiempo para escribir en el blog.
Y lo dejamos ahí. 
"ansióliticos". Cardales, prov. de Buenos Aires.
Hoy, faltan exactamente tres semanas para que nos casemos.
No sé que título debería llevar el blog. Quizás sólo Personas en trance, porque como siempre decimos nosotros en broma, ayer no nos conocíamos. Y hoy sí. Pero mañana vamos a ver la foto de hoy, ésta, de nosotros dos a tres semanas de casarnos y vamos a pensar lo mismo. Después de nueves meses viviendo acá miro las fotos del tipo con el que me fui a Europa y me río y lo miro a Gonzalo y él se ríe y coreamos: ni nos conocíamos ahí.
El trance es eso. Lo que pasa, pienso ahora a las 2 de la mañana, es que hay una serie de cimientos que ya endurecieron mientras estábamos ocupados por estar enamorados. Mientras pasaban cosas que eran fabulosas por sí mismas. Creíamos que el trance era otra cosa; y ahora andá a cantarle a Gardel. 

jueves, 18 de octubre de 2012

PASTILLAS DE BUENOS AIRES

PPor Agos

yYO SUFRO en el colectivo. Y Gonzalo se ríe. La gente muestra lo peor de sí. Hay veces que huelen mal. Otras veces, aunque no se llegue a distinguir directamente el olor de alguien, sí se puede intuir; se puede percibir con otro sentido, como por ejemplo con la vista: campera, saco y bufanda  adentro del  39, con ventanas cerradas en esta época de la vida en que Buenos Aires está inundada por la humedad es lo mismo que mal olor. Es sinónimo. Es, en definitiva, falta de aire. Gonzalo me dice que me calme, que piense en algo lindo. Yo me pongo cada vez más ansiosa y nerviosa porque me quiero bajar y recién nos subimos. Y le digo a una señora que abra la ventana, por favor, para que entre un poco de aire.


Si son más de las CINCO DE LA TARDE y el bondi que viene por Libertad y cruza Tribunales se llena de sol y el reflejo de mi cara en el vidrio sucio me muestra cómo me brillan los labios recién pintados y me río, entonces es porque empezó la primavera y todavía los edificios de Talcahuano no esconden el sol.  


NO TE QUEJES, PICHONA, NO TE PODÉS ARREPENTIR...me dice Gonzalo. No me arrepiento de nada, ni de una papa, ni de un helado, ni de los mojitos....no me arrepiento de estar tomando sol como una foca comiendo semillas de girasol toda la tarde, no me arrepiento de tomarme un nesquik todas las mañanas de esa incipiente primavera catalana que nos despertaba inundando de sol el piso de Joanic, no me arrepiento de comer las croissants que Gabriel nos traía a la mañana ya calurosa del Eixample. Menos me arrepiento de las noches pesadas de vino y quesos y helado. Pero mañana voy a la nutricionista, pichón, le digo.


COSAS QUE HACEMOS EN LA CAMA:

    LEER libros, revistas, diarios del fin de semana que no terminamos.
    DIBUJAR (Gonzalo) viñetas para explicarme a mi, por ejemplo, el origen del universo.
    PONER canciones y videos en youtube, cada uno con su compu, una vez uno, una vez el otro. A veces yo pongo dos seguidas porque soy caprichosa; a veces Gonzalo pone dos seguidas porque se excita y me dice pará, pará pichita, escuchá ésto.
    DESAYUNAR con bandeja con patas, generalmente los sábados.
    COMER SOPA, por ejemplo, cuando hace frío, viendo una película.
    COSAS ÍNTIMAS.
    NOS REÍMOS.
    MASAJES. Gonzalo me hace masajes de DOMINGO, siguiendo una tradición catalana en donde me hacía masajes casi todos los días, porque vivíamos de vacaciones y entonces eran casi todos domingos.
    VER MAD MEN fue una de las mejores cosas que hicimos pura y exclusivamente en la cama. Las cinco temporadas. Muchas veces de corrido toda una noche.
    HABLAR DE SENTIMIENTOS. Directamente, no de costado. Cierro los ojos y me acuerdo de algunas: en la cama de la cabaña de ALBI, en nuestra cama cuando todavía era mía sola y en el departamento de CONDE, aunque en esa época hablábamos menos. Y no veíamos MAD MEN.
    SACARNOS FOTOS CON UN ANILLO después de que Gonzalo deje la cama para poner rodilla izquierda en tierra y pedirme que me case con él.

EN LA CAMA, yo mirando departamento en Internet. O zapatos. O quizás hoteles. Mirando vestidos.
Gonzalo lee la Biblia: Jesús era un poeta, un payador nato, escuchá este pasaje sobre el matrimonio, pichona. Y ME LO LEE.






viernes, 31 de agosto de 2012

CRONICA DE UN INICIADO, REVISITADA



A Abelardo Castillo le tocó en suerte una de las experiencias más asombrosas de la literatura. Llevó consigo durante treinta años el borrador de una novela. El libro crecía con él y no acababa nunca y llevaba un título que llegó a ser legendario antes de publicarse: Crónica de un Iniciado. Hace ahora justo veinte años, el libro se publicó. Lo que no impidió que Castillo lo siguiera modificando con cada reedición. En estos días en que se han reeditado en un solo volumen los Cuentos completos de Castillo, descubrimos además que muchos de esos cuentos están ligados temáticamente a sus novelas: las completan. En realidad, apenas hemos empezado a entender la generosa fuente de ideas que representa la “experiencia Crónica de un Iniciado”, los caminos que abre para la literatura de pasado mañana.

jueves, 2 de agosto de 2012

Postales, II. (Desde mi Buenos Aires querido)


Por Agos

EN EL PRAT, Gonzalo me dice que es la primera vez que nos tomamos un avión juntos a Buenos Aires. Yo me emociono un poco y le digo que venga a probarse unos Ray Ban que le quiero regalar. Me dice que ya está, que todo lo que planeábamos al fin se concretó: vamos a vivir en la misma ciudad, juntos. Yo pienso que ya vivimos juntos hace rato, pero que me gusta mucho la idea de que todas nuestras pertenencias estén también en el mismo país. Y que cuando le vaya a decir que quiero que se ponga esa camisa que me gusta no me pueda decir que se la dejó en Barcelona o se la olvidó en Bordeaux.


A LA NOCHE, antes de que los pichones se claven un popurrí de sardinas, jamón, aceitunas, pepinillos y una taza enorme de gazpacho:

MARTIN: Tienes que probar, no puede ser que no pruebes. Sólo comes pastas. Es rico (…), pero no lo probaste...

AGOS: Bueno, pichón.

MARTIN: No, pero no puede ser... No te gusta nada... ¡¡No te gusta nada!! ¡Lo tenés que probar!

AGOS: Basta, basta. ¡Vos no me vas a decir a mí lo que tengo que hacer, pichón!

MARTIN: ¿Ah? ¿Por qué?

AGOS: Porque tenés seis años.

MARTIN: Bueno, cuando cumpla siete te lo digo.

Los reyes de la gamba 

"NOVECENTO", le digo a Gonzalo. "Comprémosla que me encanta". Esto sucede en el lago de Como. Al final la película no tiene subtítulos en español, pero como yo estudié italiano casi seis meses en la UBA y como Gonzalo es un enfermo y lee en idiomas que no conoce y como encima ya vimos Don Giovanni y la seguimos con el libro en mano, y como yo ya me hago la canchera y hablo con errores pero sin vergüenza, le digo: "Veámosla igual." Comimos pochoclo de microondas y estuvimos seis horas mirando a Depardieu y a De Niro, que son bestias.

OIA, Santorini y ese atardecer único. En el medio del momento romántico y bañados por esa luz envolvente, pienso ¿en quién? ¡En el Bambino Veira! “El viento nació en en Nuevo Gasómetro”, declaró el Bambino. Está clarísimo, entonces, dónde nació el sol.

Oia.

ES VERDAD. Soy una amante perversa de los tours organizados. Pero Gonzalo también. Y mi hermano también. Con Gonzalo fuimos la parejita que se corta. En Dublin, con Lucas, éramos los que bardean y se quejan de todo y se ríen de los otros. Hay roles, hay tipos, hay personas raras. Los guías casi siempre están drogados para poder mentir, pero sobre todo para poder soportar la marca personal de los pesados que caminan pegados y dicen pelotudeces todo el tiempo. Eso sí, solo hice tours por un día, o como máximo dos cuando fuimos al desierto en Marruecos. Nunca hice un tour como el que hace Houellebecq en Plataforma, brillante novela que retrata este mundo de una manera tan divertida como pornográfica. El protagonista es un cuarentón que no está hecho para ese tipo de vacaciones, pero por lo menos hace el esfuerzo. En su soledad se queda sin libros y dice: Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida y uno puede sentir la tentación de correr riesgos. Yo pienso que es bastante lúcido y sonrío porque a Gonzalo y a mí nos cuesta leer estando juntos. Síndrome de conformidad, entonces. De felicidad.

FREE TOUR EN DUBLIN. Probando las camas de los vikingos.

GONZALO descarga las tensiones de la mudanza destruyendo una cama. No puede parar, está enajenado. Hace 35º y estamos agotados. Ya se fue el camión al puerto. Yo me tomo un helado en el balcón de Joanic por última vez.

EL JET LAG es una mierda, sobre todo cuando te hace despertar a las seis de la mañana y es de noche y hace frío. Pero tengo una máquina de café nueva y tengo tiempo para escribir algunas postales que tengo en la cabeza. Y ahora me voy a trabajar, porque tenemos deudas que pagar y un montón de nuevos proyectos que financiar juntos. Ya no somos pasajeros. 

miércoles, 25 de julio de 2012

POSTALES, I

Por Gonzalo


ATENAS. Cuando aterrizamos, Agos se precipita a averiguar de dónde sale el bus que nos lleva a la ciudad. Yo, a la tienda de delicatessen griegas. La necesidad de saborear un país para conocerlo. No encuentro gran cosa. Los paquetes no dejan adivinar lo que contienen y este alfabeto imposible me deja afuera. En los diarios del kiosko hay titulares catástrofe. Ahi entiendo sin problema. Me decido por una especie de turrón blando. Gordo, me dice Agos, tomándome de la mano, mientras me siento al lado de ella en el bus.

"El Egeo entre mis piernas" (Agos)

EN LA ACROPOLIS, Agos me cuenta su sueño de la noche anterior. Su novio de la adolescencia reaparecía y le pedía que volviera con ella. Le decía que había cambiado, que le diera una oportunidad, que haría cualquier cosa por ella. Agos lo consultaba con su madre, quien (con toda razón, a mi entender) le decía que Bob Marley no era para ella. En efecto, ahora el novio de la adolescencia tenía la apariencia de Marley. Agos optaba entonces por su novio actual, es decir por mí. Mientras escucho el relato de este sueño, miro abajo los restos de unas gradas de piedra. Es el teatro de Dionisos. En Estados Unidos, le digo, te podrían acusar de racismo por ese sueño.

ELIE FAURE, en su Historia del arte, dice que el cristianismo es contrario al espíritu griego y que cuando esa religión se instaló en Grecia produjo un arte raro, enfermo, siniestro. Yo no sé si esto es así. En medio de un paseo comercial tipo calle Florida hay una iglesia bizantina chiquita. Entro y me quedo mirando los frescos. Al lado hay un obrero que está subido a un andamio, limpiando o restaurando algo, y que charla con la cuidadora. Oigo palabras sueltas que conozco: aszenóforo (ambulancia), afrós (espuma) y efjaristó (gracias).


"Oia quiere decir azul y blanco" (Agos)

PARAMOS EL CUATRICICLO frente a la oficina de Western Union. Me bajo y mando los papeles firmados para divorciarme. Vuelvo a subir y nos vamos. Nunca había andado en cuatriciclo antes de venir a Santorini, pero hay una primera vez para todo.

EN EL PIREO, un mitin del Partido Comunista. Sale La internacional en los altoparlantes. No hay desbordes ni represión. La gente parece contenta. Al mismo tiempo, al otro lado de la calle, en el muelle, un montón de señores con corbata sentados en sillas y un señor con corbata que habla con tono sosegado. Un grupo de acción cristiana o algo así. Un grupo no molesta al otro. Agos dice que ninguno de los boliches le gusta para comer. A mí tampoco. Volvemos en subte a Monastiraki.

ESTUVIMOS tres horas tratando de bajar de Cuevana el primer episodio de la quinta temporada de Mad Men, en Mykonos, y al final se nos tildó.

LA COMIDA es algo que puede dar sentido a la vida. Lo cual es una manera canchera de decir que cuando sos feliz la cuestión del sentido pierde sentido. Comer una cosa llamada aperitivos cretenses mientras el sol de la tarde le da a Agos en la cara. Comer una especie de atún con sésamo mientras el sol de la tarde le sigue dando a Agos en la cara. Que abajo, en las callecitas de Oia, en los senderos para burros, mientras nosotros estamos cómodamente sentados, se haya juntado una gilada multitudinaria para ver el famoso atardecer, no molesta para nada. Que en este momento la luz en el archipiélago haga pensar en catedrales, en la primera vez que te leyeron la historia de Ulises, en la primera vez que cruzaste una calle sin darle la mano a un grande, tampoco.


"Sol en Naxos" (Agos)

ALGUIEN me debe haber ojeado, me había dicho Agos. Esto fue antes del viaje, una tarde en Barcelona. Conversamos sobre el mal de ojo y le dije que no creo en ninguna fuerza, sea benéfica o maléfica, por la cual no me llegue una factura al comienzo de cada mes. Pero lo cierto es que algo sentí en Grecia. Algo pesado en el aire, una especie de nubarrones detrás de toda esa luz. La depresión griega, un mal de ojo colectivo que te afecta, un poco, al pasar. Y yo creía que un lugar nunca debería afectarte, pensaba en lo feliz que fue Henry Miller en el París en recesión de los años treinta o, sin ir más lejos, cómo Charly García resucitó creativamente mientras el país estallaba en 2001. Pero lo cierto es que no sentimos nada parecido en Italia. Desde el aeropuerto de Milán fue como si se hubiera despejado el día. Siena, amarillo Nápoles, verde sinople, gris helado, los colores en el lago de Como son un shock de belleza, una cachetada, te hacen sentir un bárbaro que mira por primera vez un cuadro o escucha una música. Se supone que tenemos que hacer una especie de reportaje para un diario sobre esta región, con fotos de Agos y texto mío. Si te dejo, me parece que le oigo decir al mozo, en representación del goce de vivir italiano, mientras me sirve otro vaso de Valpolicella.

"CORTALA de mirarte al espejo con ese sombrero, pichón. Nadie, nunca, va a estar de acuerdo en que te parecés a Don Draper." Puede ser que Agos tenga razón. Pero hay una primera vez para todo.

EN LA REVISTA online Slate, un diálogo, no se sabe si real o imaginario, paródico o literal, entre el periodista y el finado John Updike. "No me cabe en la cabeza", dicen que dijo Updike, "pero ¿a quién no le encanta el universo?"

jueves, 14 de junio de 2012

Barcelona I



Por Agos

Quedaron atrás los días híbridos en Barcelona. Días mitad vacación, mitad trámite que encima no resolvían nada y sólo nos sacaban tiempo. Pero yo sabía que habían quedado atrás y eso le dije a Gonzalo cuando se ponía mal porque pensaba que podía estar aburrida. No puedo estar aburrida, le dije, mientras esté en una ciudad donde pasan cosas tan graciosas todo el tiempo. Una mañana nos levantamos y apareció un papel sagrado que buscábamos hacía días. Todavía no habíamos desayunado y entonces supimos que la suerte estaba empezando a cambiar.


domingo, 3 de junio de 2012

Cosas que no se tocan


por Agos


Elefante blanco. Pablo Trapero. 2012

Pablo Trapero empieza una película con cinco o siete minutos que, apurada, digo que son los minutos más potentes de todo el cine argentino. Con pocos diálogos y sobre todo con algunos planos fijos puramente fotográficos de algunos espacios precisos —donde todavía no se sabe qué va a pasar pero se intuye y se huele y se siente y eso hace que empiece a vibrar el suelo porque se viene algo que por lo menos tiene potencia—, Trapero comienza como lo hacen los mejores del cine clásico. Ahí están los personajes, se entrevén algunos conflictos; pero sobre todo queda explícito (sin dudas, sin rodeos, sin mariconeadas estéticas) nada más ni nada menos que un espacio donde las cosas van a pasar.

prestigio


por Gonzalo

Entre los comentarios que generó el nuevo formato de este pequeño blog, uno me llamó la atención. Alguien me reprocha que haga un blog con mi novia, cosa que le parece desdorosa para un escritor serio. Dice que antes leía mi trabajo, pero desde ahora no, y me recomienda que "cuide mi prestigio." Como el nombre que me dejó es falso, le contesto como anónima. Escuchame, entonces, anónima. Te voy a explicar un par de cosas. Mi "prestigio" me chupa un huevo. Si de verdad me hubieras leído y hubieras entendido algo de mi trabajo, lo sabrías. Escribo contra la idea de prestigio, de elegancia, de acumulación de capital simbólico. Escribir con mi novia si se me canta el orto, ser sentimental si se me canta el orto, poner el sentimentalismo o las emociones primarias o la ingenuidad o la vulgaridad al mismo nivel que las ideas razonadas sobre literatura, las novelas o las reflexiones políticas, para mi no es un accidente, al contario, es la meta.

jueves, 31 de mayo de 2012

Mala memoria.

por Agos

La cosa surge, en parte, porque yo tengo mala memoria. Muy mala. Siempre traté de guardar las cosas de alguna manera. Cuando era chica acumulé cajas y sobres y papeles y envoltorios y miles de pelotudeces que yo ya de chica sabía que serían mis "próximos recuerdos". Es raro (no eso, si no la idea que yo tenía de esas cosas) porque muchas veces en ese momento yo podría haber tirado ese papel de Tita o ese billete de dos pesos escrito, pero de alguna forma sentía que tenía que guardarlos para cuando sea grande y tenga una caja de recuerdos. Y la verdad que hace poco lo revisé con Mari y me dí cuenta que valió la pena, a pesar de mi mamá que siempre se rió de la cantidad de boludeses que guardaba y de mi desorden; yo siempre mantuve ese orden ahí, hace un tiempo me di cuenta que si había algo en donde yo necesitaba mantener el orden, era ahí. No en el colegio, no en la facultad, no en mi habitación (que siempre fue un despelote); tampoco nunca fui ordenada con mi ropa (mucha, siempre, mucha). El resto de las cosas podía hacerlas o llevarla mas o menos bien sin que estén ordenadas.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Se suma un pasajero




Parece increíble que el viaje a Buenos Aires haya venido y pasado y que estemos de vuelta en Barcelona. Digo estemos porque Agos está acá también. No nos gusta estar en países diferentes, así que lo hacemos cada vez menos. Hoy pasó algo. Estábamos en la playa y una japonesa me estaba haciendo un masaje en la espalda. Ya sé, suena a vidurria, pero no es para tanto. Estas japonesitas patrullan las playas ofreciendo sus servicios a cinco euros el masaje. Son todas bajitas, tienen el mismo corte de pelo tipo Pequeña Lulú y parecen tener los mismos cincuenta años. Son mucho más simpáticas que otras especies del ecosistema playero, como los paquistaníes cerveceros o los bengalíes que ofrecen anteojos oscuros truchos. Yo estaba con un dolor bárbaro de cuello y la japonesa me aflojó bastante. De repente no la sentí más. Levanté la vista y alcancé a ver cómo se alejaba corriendo. Un policía en bermudas acababa de detener a dos de sus compañeras. Si te escapas, será peor, le dijo a una. Entonces Agos (como si el incidente acabara de recordarnos que siempre las cosas se pueden ensombrecer de golpe, que nunca sabés cuándo puede aparecer en tu vida un policía en shorts y que más vale sacarle una foto a los momentos de felicidad mientras duran) me dijo: tendrías que volver a escribir en el blog, yo también tengo cosas que quiero poner por escrito.

martes, 17 de abril de 2012

Carta del Corvino

Estoy armando un álbum de fotos y una crónica de la presentación de El Miedo en el Bar Orsai. Mientras tanto, me llegó un texto de Martín Zariello.

Martín lleva unos cuantos años escribiendo el blog Il Corvino. Ahí habla con soltura de fútbol, de rock, de cine, de literatura, de televisión. Me gusta porque es agudo, sus textos le levantarían el nivel a cualquier revista o suplemento, y sin embargo parece siempre tentado de volver sus argumentos contra sí mismo. Como argumentador, no es un señor que pontifica sosegadamente desde un escritorio, sino alguien que se tira por el tobogán sin haberse fijado antes si al final había arena seca o uno de esos charcos que te empapan el culo. Por eso lo invité a la presentación. No pudo venir, pero en vez de eso mandó el texto que copio a continuación. Gracias, Corvino

ROCK AND ROLL
por Martín Zariello

sábado, 7 de abril de 2012

Conozco esta ciudad, no es como en los diarios

Me parece imposible haber llegado a Buenos Aires hace una semana. Reviso el calendario: no puede ser, tiene que haber sido un mes. O por lo menos dos semanas, o por lo menos diez días. Anoche estaba en el Bar Orsai. Pedro Mairal hablaba de los pros y los contra de haber sido, desde chico, amigo de las mujeres. (Te tienen de confidente y pasar de ahí a un beso es una empresa casi imposible.) Horacio Altuna contaba un amor de juventud, secretísimo y prohibidísimo. El Chiri Basilis, que ahora (igual que yo) tiene adentro el bichito del nomadismo, ponderaba los atractivos de vivir en Sant Celoni, en Luján, en Buenos Aires o en Piriápolis. Comequechu, a punto de salir para Mercedes, asentía comprensivo. Agos contaba cómo ella siempre fue varonera, y se reía.

viernes, 30 de marzo de 2012

orbil im

En veinte minutos salgo para el aeropuerto, esta vez rumbo a Buenos Aires. El cartero me trae un paquete. Es mi libro. Qué bien, qué ilusión. Con todo, tengo la sensación de que algo no está del todo correcto, pero no sabría decir qué es.


miércoles, 28 de marzo de 2012

Ansiedad, III


Bueno: lo que decía al principio sobre hacer planes y ver después en qué se convierten. Acá estoy, en el aeropuerto de Bordeaux. Son las dos, hora de Francia. Los chicos me dijeron qué regalos querían que les trajera de Buenos Aires; miramos con Gabriel en youtube cómo es el espectáculo con delifines del zoológico de Barcelona, para cuando vengan. Nos despedimos con el habitual esfuerzo para parecer despreocupados, alegres. Me tomé el colectivo al aeropuerto. Acá empiezan las enmiendas de la realidad a mis planes, que no eran sin embargo nada del otro mundo.

Para empezar, tenia que tomar el avión de Vueling a esta hora, pero se atrasó. También tenía que reunirme esta noche, en Barcelona, con Aisha, Andrés, Jessica y compañía para una maratón de lecturas; pero Aisha me informa por teléfono que me confundí, que nos juntamos mañana. Mañana a la noche —en rigor, el viernes a las dos de la madrugada— tengo que tomar el avión a Buenos Aires. Pero mañana, durante todo el día, Barcelona estará sin transporte por la huelga general convocada en España.

Creo, siguiendo a Paul Krugman, que las medidas de austeridad, la suba de las tasas y el recorte del gasto público en tiempos de crisis es una receta equivocada, que agravará la recesión; creo que el gobierno de Rajoy es lo peor que podía pasarla a España; podría agregar que la política reaccionaria y chupacirios del PP en relación con el aborto y el casamiento homosexual me repugna profundamente. Pero quiero llegar al aeropuerto mañana a la noche. Necesito estar en Buenos Aires pasado mañana. Quiero ver a Agos, quiero empezar a dar mi curso, quiero presentar mi libro. ¿Cómo hago para llegar, si no hay transporte público ni taxis? No, esto no es una pregunta retórica. Si alguno de ustedes lo sabe, tenga la bien decírmelo. ¿Cómo hago para llegar, si no hay transporte público ni taxis?

domingo, 25 de marzo de 2012

Fotos del miedo

La artista de medios digitales iraní Mana Salehi hizo una serie de fotos y un video basados en mi novela. Acá va, con permiso de la autora, una de muestra. Gracias, Mana.


Y una más:


jueves, 22 de marzo de 2012

"Es lo mejor que podía pasar"

Éstas eran las cosas que Tatiana hacía. Era una manipuladora. Una incansable tejedora de intrigas, una armadora incesante de enredos. Pero no era suficientemente eficaz. Era una manipuladora con fallos. Tenía talento, talento de verdad, para entender a las personas y en parte manejarlas. Lo que pasa es que el talento no siempre alcanza. Cuántas veces pasó lo mismo: estamos en un café y Tatiana mira a una pareja en otra mesa: "En cinco mintuos el tipo se va a enojar y va a dar una palmada en la mesa". Y el tipo se enojaba y daba la palmada en la mesa. "Aquél se está cansando de escucharla a la mujer. Ahora le va a decir: 'Tu ne comprends rien', y le va a empezar a explicar la vida." Y el tipo decía "Tu ne comprends rien" y le empezaba a explicar la vida.

martes, 20 de marzo de 2012

Tatiana

Hooker legs.

Llegué tarde al lugar que me había indicado Tatiana, ya hacía frío. Aunque miento, no llegué solo, ahora me acuerdo. Tatiana me esperó con su amiga a la salida del metro y caminamos juntos hasta la casa. Yo iba con las solapas del abrigo levantadas, tratando de hacerme el que conoce la calle. Cada vez que me sentí amenazado, desde chico, traté de intimidar a mis potenciales agresores poniendo cara de superado. En la jungla en la que se mueven los nerds, es el equivalente del escuerzo que se infla para parecer más grande. Al escuerzo le pasan repetidamente por arriba los camiones y al nerd también. La diferencia es que el escuerzo al final aprende. En fin, que me encontré fumando porro y deambulando con paso vagamente bailatorio por una pieza donde dos desconocidas saltaban en la cama y descorchaban botellas en ropa interior. Datos objetivos: la casa, de dos pisos, era demasiado grande para que viviera una chica sola. Datos objetivos: en el distrito de Saint-Denis mueren cada año unas trescientas cincuenta personas de muerte violenta. Datos objetivos: nada teme tanto el individuo, según Canetti, como ser tocado. Pero de nada tiene tampoco más hambre que de ser tocado por la experiencia.

lunes, 19 de marzo de 2012

Et in Arcadia ego


¿Cómo llegué acá? Me fui de Buenos Aires cuando tenía veinte años y monedas. Cuento con los dedos: hace diecisiete años. Muchas veces tuve ganas de volver, pero siempre apareció un plan que parecía mejor. O me dio miedo. Dice Elias Canetti que lo que más teme el hombre es ser tocado. Bueno, en la vida lo único que realmente te puede tocar, sin guantes ni botas de goma, es el lugar donde creciste.

sábado, 17 de marzo de 2012

¿Será verdad?


Diego Coluccio me escribe:
Todavia recuerdo tu primer post en Boomeran (lo busque pero no esta), un articulo perfecto jugando entre la realidad y la ficcion. Al leer tu nuevo blog me invanden las mismas sensaciones, ese juego de entrar y salir de la realidad, ese: `sera verdad?'... 
Qué memoria. Aunque no era en el boomerang, era en Club Cultura. Y era todo cierto. Tan cierto que lo tuve que dejar, porque contar historias de narcos cuando uno trabaja en una pieza alquilada por la viuda de un narco puede traer complicaciones.

Lo de ahora también es cierto. No creo en la ficción. Creo que la cabeza ya tiene suficiente trabajo tratando de entender lo que hay. Y cuando hay suerte y lo consigue, aunque sea en parte, ahí aparece lo que más amamos en la ficción: el sentido, los personajes más vivos que las personas reales, la revelación de esas simetrías imperfectas que llamamos trama, la música de los momentos, la sensación de acorralar al tiempo.

Ansiedad, II


En estos días estoy en Burdeos, Francia. Cuando nos separamos, Bonnie se instaló acá con los chicos. Cada mañana llevo a los chicos al colegio. Después me voy al Grand Café a trabajar. Al mediodía, cuando calculo que Agos, allá en Buenos Aires, se habrá despertado, le mando un mensaje. La extraño, me extraña. Odia esperar, yo odio esperar. Así que nos turnamos para enloquecer. Algunos días, Agos me llama a horas intempestivas y me grita como una japonesa. Yo la otra noche me desperté de madrugada, seguro de que Agos había sido una alucinación feliz, producto de tantos meses de tensión nerviosa, y que yo no tenía ninguna novia en Buenos Aires. Me calmé cuando me atendió una voz adormilada y me dijo: "Amor, chupala. ¿Sabés la hora que es acá?" Yo no podría haber inventado a una mujer que dijera con tanta gracia cosas como "Amor, chupala." Así que estaba todo bien.